El Mohán es un ser anciano de larga cabellera, barba larga y abundante, de un aspecto descuidado, muchas veces sale desnudo o tapándose con hojas, algunas veces lo han visto con el cuerpo dividido mitad humano y mitad pez, arrastrándose por la orilla de los ríos, caños y ciénagas.
El nombre Mohán viene del que les daban los Caribes a los sacerdotes. Los campesinos creen que el Mohán es antropófago, pues le gusta la sangre de los niños de pecho. Le gustan las mujeres bellas y jóvenes, a quienes persigue para llevárselas a los ríos.
El Mohán es travieso, andariego, embaucador, brujo y libertino. Le gusta enredar a los pescadores y jugar con las atarrayas, pues aparece como chancero robando las carnadas y los anzuelos de los pescadores, y esto hace que los pescadores no atrapen nada.
Al Mohán le gusta mucho fumar y la sal; entonces, cuando los pescadores salen a pescar, para que el Mohán los deje en paz, le llevan tabacos y sal. Esto se lo colocan sobre las rocas y él permite que ellos puedan pescar en paz.
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